jueves, 24 de abril de 2014

EL MANTRA PRODUCE MÁS PLACER QUE LAS DROGAS.


El mantra hace que el sujeto y el objeto –que es el propio mantra- se aúnan en una sola entidad. El que repite el mantra, el mantra y el significado-vibración se convierten en la misma cosa. TODO SE HACE UNO, porque en esencia TODO ES UNO. El cerebro pasa de emitir ondas eléctricas beta  (vigilia- unos 30-50 c.p.s (ciclos por segundo)) a estados cada vez más relajantes, como alfa, (sereno y despierto-10 c.p.s), theta (profundo -5 c.p.s), delta (muy profundo-1 c.p.s), hasta finalmente sintonizar con la línea recta, transcendental  Y MISTERIOSA del samadhi.

De hecho, está demostrado científicamente que la repetición mental de mantras incide positivamente en la corteza cerebral produciendo ondas alfa, delta y theta-  en  ciertas zonas del cerebro, como el lóbulo frontal y la corteza motora suplementaria (relacionadas con el pensamiento), a pesar que áreas como las  de Broca y Wernicke (las del lenguaje) no advierten la influencia del mantra, lo cual indica que su efecto va más allá de los procesos lingüísticos convencionales. 

El mantra procura bienestar y “coloca” al sujeto en trance, porque tiene un efecto muy similar al de las drogas: ¡produce endorfinas naturales que llevan al arrebato místico!. Como las anfetaminas, facilita la “autoestimulación” porque incrementa la liberación de diferentes sustancias  o neurotransmisores como las “catecolaminas”. 

Otro neurotrasmisor, la serotonina, que a veces se libera en estados alterados de conciencia tiene un sorprendente parecido químico con el LSD, la droga pseudoespiritual por excelencia. Lo mismo ocurre, según Aldus Huxley, con el adrenocromo, otra sustancia  que provoca el trance.